Entradas de febrero 2008 (página 3)

Fotografiar a los reyes: la distancia la marca el equipo de seguridad

La reina Sofía y la ministra de turismo de Jordania, Fitur enero 08

El rey Juan Carlos y la ministra de turismo de Jordania. Fitur, enero 08

Unas instantáneas tomadas en la inauguración de la feria de Turismo (Fitur), en el momento que los reyes pasaron junto al stand de Jordania. Me tocó ser «el de la foto» lo que siempre tiene su aquel: saber cual es el mejor sitio para colocarse es básico; para ello, la gente de protocolo informa antes de cual es el recorrido previsto.

Pero como comentaba Eduardo hace unos días, es especialmente complicado «pelearse» con el servicio de seguridad que acompaña a las altas autoridades. En concreto los reyes tienen uno de los más «intransigentes» a la hora de permitir acercarte. No te permiten pasar más allá de la zona que ellos marcan, una especie de pasillo, perfectamente delimitado. Con todo las fotos quedaron más o menos decentes, dadas las circunstancias.

Por cierto, las fotos están hechas con una «simple» 400D, un 10-22 y un flash 380ex; y respondieron a las mil maravillas.

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Capture One 4: adiós a una de mis herramientas favoritas

Lentos, pero que muy lentos: la versión 4.0 de Capture One sale al mercado demasiado tarde para hacer frente a su competencia. Y mantenerme como cliente.

Un poco de historia: Capture One de Phase One, el fabricante de respaldos digitales para cámaras de medio formato, es un software de procesado de ficheros RAW. Cuando en el año 2000 comienzan a aparecer las primeras cámaras digitales reflex, la apuesta de los fabricantes es introducir el formato RAW, como negativo digital. Perfecto, pero el problema desde el momento siguiente, es la escasez y lentitud de los programas que descodifican el RAW y lo exportan a un fichero estandar: jpg o tiff.

La aparición de Capture One establece un punto de inflexión. Por primera vez había una alternativa seria y de calidad, aunque lenta sobre soft OS X, para gestionar los ficheros RAW. Desde el 2002 ha sido mi primera elección junto con iView para gestionar mis necesidades de procesado y catalogación.

Y estaba yo más feliz que un regaliz, hasta que entra en escena Aperture de Apple, la solución «todo en uno», esto es, procesado y catalogación en un único software. Piqué, me compré una licencia y empecé a trastear, con bastante desconfianza en el resultado que podía obtener. Eso fue diciembre de 2006. Una año después, de Aperture ya no me mueve nadie.

¿Por qué? Hay varias razones:

1.- Lo del «todo en uno» hay que probarlo para apreciarlo:

Ejemplo típico de «workflow» con Capture One: descargar fotos en RAW > importar a iView> renombrar y seleccionar > guardar catálogo > importar de nuevo en C One > ajustar las fotos > terminar de seleccionar > exportar los jpgs y tiffs a nuevas carpetas > importar esas carpetas en iView > catalogar > guardar los catálogos > archivar en discos duros y DVD’s.

Ello me obligaba a llevar una «doble contabilidad» teniendo que crear, catálogos para el RAW y para lo exportado. Además cuando quería enseñar las fotos, tenía que crear un catálogo adicional, de fotos en baja resolución que tenía que llevar conmigo en el portátil, ya que iView no generaba previews: esto es, para mostar las fotos a un tamaño de pantalla, tienen que estar físicamente a bordo. En total tenía que generar tres tipos de catálogos con las mismas fotos, en diferentes estadios.

El mismo ejemplo de «workflow» con Aperture: > descargar fotos en RAW > importar > catalogar > renombrar seleccionar > ajustar. No hace falta exportar salvo que quieras subir fotos a Flickr o tengas que enviarlas. De hecho, Aperture te facilita el mostrar las fotos en RAW, con los ajustes realizados, como si fuesen jpgs o tiffs, ya que hace las veces de catalogador y procesador de RAW. Y las copias de seguridad pueden ser hechas de igual manera, con la ventaja de que ahora sólo te tienes que preocupar de la base de datos de Aperture, la librería.

Importante ahorro de tiempo y de tareas, pero sobre todo desaparece la «doble contabilidad». Las fotos pueden tener preview con lo que no hace falta llevarlas en el portátil para enseñarlas: puedes tenerlas a salvo en discos duros externos y ahorras espacio en el ordenador. Pero sobre todo no te vuelves loco creando, manteniendo y guardando, varios catálogos.

2.- La calidad importa, pero el ahorro de tiempo es vital:

C1 me ha generado tifs de mayor calidad, siempre. No así los jpgs. Sin embargo, esa impresión me duró lo que tardé en darme cuenta de que la foto final una vez impresa apenas tenía diferencias de calidad entre una y otra. Sólo en pantalla y mirando pixel a pixel las diferencias existen. Como ese no es mi caso, no soy un «pixelpeeper», las marginales diferencias en calidad, son inapreciables. Sin embargo cuando pruebas la velocidad de trabajo con la solución Aperture, no hay marcha atrás. En mi caso al menos

3.- La versión 4.0 de C1 me obliga a pagar:

Manda huevos: les compré el soft cuando valía un potosí, he aguantado todas las versiones de prueba y ahora que están perdiendo mercado, ¿van y me cobran? Oficialmente tengo la posibilidad de actualizarme a coste cero, pero en la práctica, no puedo…

4.- Soy de Apple hasta los huesos:

Llevo usando Macintosh desde el año 93, no soy precisamente un switcher. Me gusta el entorno, me resulta muy productivo y Aperture encaja a la perfección con el resto de herramientas. Así que en mi caso «miel sobre hojuelas».

5.- No pienso seguir cambiando:

Todo tiene un límite y el mío lo he rebasado. Pensar en seguir siempre en la eterna prueba de software nuevo me mata. Además cuando has procesado un buen número de fotos, ya no te planteas andar cambiando eternamente: buscas estabilidad, por lo menos un buen número de años. Tengo la percepción de que Apple apoyará Aperture, como lo hace con el resto de su software profesional, así que un motivo menos de preocupación (con reparos, claro).

En definitiva, adiós a una de las herramientas que más me han gustado en el pasado, que he estado utilizando durante 5 años, pero cuyos desarrolladores no han sabido o no han podido seguir el ritmo que el mercado les ha impuesto. Seguirá siendo el software de nicho para las herramientas de Phase One, pero me temo que entre Lightroom y Aperture le han hecho la cama.

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Canon 1Ds mk2 y Canon 400D: fieles compañeras de viaje

Fieles compañeras, cumplidoras y versátiles. Cada una con una personalidad muy acusada:

– la 400D ligera y fácil de usar. Con muchas de las novedades que Canon ha convertido en básicas: pantalla de 2,5″, limpieza de sensor. Fantástico rendimiento en la zona alta del ISO y fiable con sus 10 MP para trabajo profesional. Es la cámara del compromiso: no es excepcional en nada, es suficientemente buena en todo. Me gusta sobre todo lo discreto del conjunto, cuando se trata de pasar inadvertido.

– la 1Ds mk2 pesada, robusta y exigente con el fotógrafo. Con uno de los mejores visores del mercado, por amplitud y claridad. Fiable en todo tipo de condiciones; con la calidad de un sensor de 16MP y sobre todo, respetando el formato del 35 mm de toda la vida: los objetivos se comportan como lo hacían en las cámaras de película. Y además, una cámara deliciosa de manejar y disparar con ella. En su contra, carece de los últimos aditamentos: pantalla más grande y limpieza de sensor.

Llevo una temporada a vueltas con cual sería mi evolución lógica con estas cámaras, en función del mercado. En otras palabras, si merece la pena desprenderse de ellas para seguir el juego que dictan los fabricantes, basado en «lo nuevo es mejor». Y he sopesado todos y cada uno de los factores que en mi caso pueden contar: amortización, precio del equipo nuevo, reventa del usado en el mercado, ventajas de los modelos nuevos…

Y tengo conclusiones para compartir con vosotros, en cómodas dosis ;-)

Unas fotos de mis cámaras actualmente:

Canon 1Ds mk2


Canon 400D

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Dios en blanco y negro

Mejorada, Madrid. Octubre 06

Canon 1Ds mk2, ef 35 2.0, velocidad 1/1024 s, apertura f 2,5, ISO 320.

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Proa a la noche

La iglesia poniendo proa a la noche, Gerona agosto 05

Hay una cosa básica a tener en cuenta cuando se realizan fotos de noche de edificios iluminados artificialmente: la temperatura de color. Nuestro ojo nos engaña y nos presenta como blanco lo que no lo es. El sensor de la cámara fotográfica sí es sensible a la temperatura de color, con lo cual tendremos diferente «color» entre lo iluminado y el cielo: éste tendrá una temperatura fría, azul y el edificio caliente, naranja. Así que sí ese es el efecto que buscamos, lo tendremos garantizado. También es conveniente no esperar a cuando la noche sea cerrada, porque entonces el cielo será negro.

La toma está realizada con una Canon 1D mk2, con un 17-40L, velocidad de 1/16 s, apertura f4 e ISO 1600. Disparada a pulso.

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