
La última entrada que había hasta hoy publicada en este blog es de hace más de dos meses, en concreto del 26 de mayo. Sin embargo tiempo más atrás, en concreto el 24 de abril, la carretera que ilustra esta entrada en Guadalajara, estuvo a punto de dejarme sin volver a escribir nunca más nuevas páginas en mi vida.
Me gusta la bicicleta desde que monté en ella por primera vez hace más tiempo del que soy capaz de recordar y practico el ciclismo de manera regular, en carretera y en montaña. El día 24 salí como un día más de fin de semana a recorrer 50 km en la mañana de ese día. Y cuando apenas me quedaban 4 km para llegar a mi destino, mi memoria no es capaz de recordar nada más de ese viaje. Mi siguiente recuerdo fue despertarme en una cama de la UCI del hospital Universitario de Guadalajara, postrado y con suficientes lesiones como para que los meses siguientes los pasase muy entretenido, tratando de recuperarme.
Para alguien que jamás ha tenido un accidente, saborear esa situación es la experiencia más intensa que pueda imaginar. Después de varios días en la UCI y varios más hospitalizado en planta, me dieron un alta médica condicionada a seguir un exhaustivo plan de vigilancia médica por especialistas, para no dejar ningún aspecto de mi recuperación al azar. Comenzaban días de dolores intensos y pertinaces, calmantes de los más variados sabores, pruebas médicas consecutivas y la esperanza de recuperar mi perdida vitalidad. Vaya por delante que todos los especialistas médicos han sido unánimes: he tenido mucha suerte. Con una caída como la que sufrí la consecuencias podrían haber sido tremendas. Sin embargo salí bien parado con varias lesiones a las que sólo les hará falta tiempo para que cicatricen.
Mi familia… si hay alguien que ha sufrido en primera persona los momentos más trágicos, entre ellos tener que hacer frente a las noticias sobre mi diagnóstico, tan grave en los primeros momentos, ha sido mi familia. Ellos son con diferencia mi parte más fuerte, la que me hace ser como soy, la que hace que cada día merezca la pena ser disfrutado de manera contundente. Nunca podré compensarles por lo que han pasado. Nada habría sido igual sin ellos.
Y ahora a seguir hacia adelante, con las cosas que me siguen ilusionando, como es compartir lo poco que sé sobre fotografía en este espacio camino ya de su tercer aniversario, tan querido para mí por la magnífica aportación de las personas que lo visitáis. Gracias a todos los que me leéis porque lo creáis o no, formáis parte de las razones poderosas que me han hecho seguir hacia adelante, sin pensar ni por un momento más en lo que ocurrió.
Tiempo de «volver al trabajo» de alimentar éste y otros espacios con fuerzas renovadas. Nos leemos ;)