Machu Picchu: cuando trabajo y placer se encuentran

No existe la felicidad. A lo largo de la vida hay briznas de dicha que se deshacen como pompas de jabón.

Miguel Delibes (1920-2010)

Una de esas «briznas» tuve ocasión de disfrutarla recientemente en un viaje a Perú en Junio. A raíz de la invitación a participar como ponente sobre temas profesionales, en un ciclo de conferencias recorriendo Lima, Arequipa, Ica y Cuzco, tuve la oportunidad de visitar Machu Picchu.

No conocía el país y por tanto era mi primera vez en este lugar. Visitar lugares famosos es un ejercicio curioso: es tanto lo que uno ha oído hablar de ellos, que se corre el riesgo de generar expectativas que después no se cumplen. Me ha pasado en otras ocasiones, pero he de reconocer que Machu Pichu supera con creces, al menos en mi caso, las expectativas

Camino a Cusco desde Arequipa en avión es muy conveniente coger un lugar con ventanilla: el espectáculo de las montañas a la salida de Arequipa es digno de fotografiar. En este caso mi reciente compañera, la Olympus OM-D hizo un gran trabajo de fotografía y vídeo. El poco peso unido a la facilidad para enfocar vía pantalla externa, hace fácil traerse múltiples encuadres.

Aterrizados en Cusco, comienza el camino que conduce a «Aguas Calientes» el pueblo al pie del recinto. Para llegar hasta ahí, hará falta un primer recorrido por carretera (1 h) y otro más por tren (1,50 h) Desde Aguas Calientes un minibús nos llevará en 30 m hasta la cima. El recorrido en tren te transporta a otra época. Transcurre pegado al río Urubamba, con un recorrido sinuoso y delicioso a partes iguales. Hay tiempo para disfrutar de las montañas, del agua y hacer fotos sin parar.

Cuando llegas al recinto, es obligada la foto más famosa de todas las que recorren internet. El lugar al que te llevan en primer lugar permite ver en todo su esplendor el lugar que construyó el pueblo inca, bajos las órdenes de Pachacútec allá por el año 1450. Y la verdad es que da igual las veces que uno lo haya visto en fotos antes: en mi caso me causó impresión como cuando vi por primera vez el Tesoro en Petra.



Las construcciones son el resto de la sorpresa
. Tiene un punto de misterio, el mismo que uno descubre en Egipto cuando recorre construcciones imposibles para la época. El modo de construir demuestra una capacidad de diseño y ejecución impensable para aquel momento. La otra cuestión que toma cuerpo a medida que se recorre un lugar así, es que tiene una energía especial. Y sí, lo más posible es que sea sugestión de este viajero, pero la realidad es que se está especialmente a gusto en un sitio como Machu Picchu.

En definitiva, un lujo de viaje y de experiencia compartida con otros compañeros, los que aparecen en la foto, que me ha permitido una vez más unir las dos cosas que más me apasionan: mi trabajo y la fotografía. Una de esas «briznas de felicidad» que a veces podemos disfrutar ;)

Nota técnica: todas las fotos están realizadas con una Olympus OM-D y un 12-50 en formato jpeg, salvo la que arranca la entrada, realizada con el iPhone y la app Dermandar… de la que estoy absolutamente enamorado, por cierto.

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»Categorías: Olympus, Viajes
Tenía 15 años cuando cogi por primera vez la cámara de fotos de mis padres, una Agfa de telémetro. Me dejaron hacer unas fotos y días después acudi a recoger las fotos reveladas. No lo sabía, pero acababa de nacer una afición que me sigue fascinando desde hace 30 largos años, en los que no he parado de captar imágenes. En 2007 abrí Enfocando.es un blog de fotografía en el que he volcado fotos, vídeos, comentarios, análisis y consejos con el afán de compartir mi experiencia sobre la fotografía. Actualmente soy el director general de la empresa que fundé en 1997, Territorio creativo.

Hay 1 comentario

#1 Perú o el placer de viajar con una cámara. - Enfocando enviado el 05.19.14 #9:49 am

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