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El formato fotográfico es historia. Te cuento por qué.

Pelegrina, Guadalajara. Panorámica de 4 fotografías.             Proporción 1:2              © Alberto Honing

Pelegrina, Guadalajara. Panorámica de 4 fotografías. Proporción 1:2 © Alberto Honing

El ojo humano presenta cierta analogía con una cámara fotográfica, un iris variable que regula la intensidad de la luz, un cristalino para formar una imagen nítida y una superficie sensible llamada retina.

Diafragma, lente y un soporte fotosensible, bien de silicio (CCD o CMOS) o nuestra conocida película basada en haluros de plata, son los fundamentos de la cámara fotográfica. Podríamos añadir el obturador, que es quien controla el tiempo de exposición a la luz. ¡el ojo obtura a 1/100!

No voy a entrar en detalles de más similitudes, pero hay una, que suele pasar por alto: la imagen formada es una imagen circular y está invertida. Sí, creerme, vemos al revés. El cerebro nos “procesa” la imagen.

Con este punto de partida ¿cómo ha evolucionado la fotografía hasta nuestros días?
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Gira tu cámara, sí, un poco más…

Imágenes de Hermanolobo y Ryotukoro

El encuadre es algo tan sencillo como seleccionar una porción de realidad -tu realidad- y fotografiarla. ¿Algo tan simple puede determinar el resultado final? Afirmativamente, y no sólo eso, sino que en este pequeño gesto reside la mayor parte de la creatividad de tu fotografía. Conseguir encuadres originales, sorprendentes y llamativos comienza por educar la mirada para que las imágenes sean innovadoras.Continuar leyendo »

Poniendo la sombra en el cielo

Cazada en la noche – Nikon D3s, 24-120 f4 VR, ISO 800, f11, 1s – © Juan Luis Polo

Si vas a iluminar con un flash, hazte un favor y apártalo de la cámara. En los años que llevo haciendo fotos pocas veces, por no decir ninguna, un flash montado en la cámara me ha proporcionado una foto que recordar. Cierto es que en ocasiones no queda otra, pero si hay tiempo y medios, el flash alejado.

En este caso, probando un recién adquirido Nikon SB 700, busqué hacer la foto en el momento que más me gusta, a la caída de la luz. Jugar con la diferencia de temperatura y el contraste en esos momentos suele dar un resultado, cuando menos diferente. En esta foto, aunque cueste creerlo, el fondo es el cielo lleno de nubes y a la hora en que la noche casi es total. Disparé el SB 700 situado a la derecha del cardo, mediante un SU 800. Ajusté la apertura para controlar el primer plano y la luminosidad del cielo mediante la velocidad.

¿Pero cómo se consigue la sombra si en realidad lo que está detrás es el cielo? Disparando a baja velocidad y moviendo la cámara tras el disparo del flash. Dependiendo de como sea de rápido y completo el movimiento, podemos llegar a separar la sombra del cardo iluminado. Unas dosis de investigación siempre son necesarias para avanzar en nuestra técnica ;-)

Esperando la primavera – Nikon D3s, 24-120 f4 VR, ISO 800, f16, 1/40 s – © Juan Luis Polo

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La ruta fotográfica perfecta: ¿qué equipo te llevarías?

La cámara de otro siglo © Juan Luis Polo

Seguimos preparando el viaje a Malta y elegir el equipo que llevarse es un bonito quebradero de cabeza, sobre todo si uno tiene un equipo amplio, porque no puede llevarse todo y toca descartar parte. ¿Pero qué parte?

La cámara En mi caso la reflex que tengo en este momento, una Nikon D3s. Pesada y versátil a partes iguales y con el añadido de que graba vídeo a 720p, con lo cual «dobla» su función. Hace unos años la respuesta a este tipo de cuestión siempre era la misma: una reflex si buscas calidad y versatilidad a la hora de decidir las fotos. A día de hoy con la evolución que estamos viendo, me atrevería a afirmar que una reflex no es la única manera de conseguirlo.

¿Un segundo cuerpo? En mi caso la segunda cámara será una Olympus PEN E-1. Nunca me ha gustado viajar con una sóla cámara: la probabilidad de que tengamos algún percance y nos quedemos sin poder hacer fotos está presente. Así que lo mejor es utilizar «cinturón y tirantes».

Objetivos: habitualmente viajo con un superangular (14-24mm) y un teleobjetivo (70-300mm). Y para todo lo demás, un 50mm luminoso. Pero si te encuentras más cómodo en la banda media (entre los 24-28 y los 70 – 135) un objetivo que cubra esas focales es siempre una apuesta segura y que nos permite estar preparados ante cualquier eventualidad. Recientemente he añadido a mi colección un 24-120 de Nikon y me parece una focal muy práctica, sobre todo a la hora de grabar vídeo.

Flash: viene de viaje conmigo, porque nunca se sabe si tendrá uso o no, pero si lo tiene y no lo llevas…

¿Tarjetas y almacenamiento? en mi caso sumo 40 GB repartidos en tarjetas de 8GB. Una vez más a día de hoy tienes todas los sabores y capacidades disponibles, así que dar con número perfecto es fácil. Sin embargo, para cuatro días se quedan cortos, así que lo ideal es contar con un sistema de almacenamiento que permita «volcar» las fotos y tenerlas a buen recaudo. Yo uso un netbook con 120 GB de disco duro que además de pesar poco y abultar menos, me sirve para tareas básicas como conectarme a internet.

Trípode: nunca sin mi trípode. Lección aprendida años atrás en mi primer «Petra by night»: En mi caso un Manfrotto 190 con rótula RC486. El trípode lo meto en la maleta y a volar a su destino. Una vez allí, viaja conmigo.

Bolsa de transporte. Yo he optado por un modelo de KATA, la rucksack DR-467, para volar al destino: me permite llevar el portátil junto con el resto del equipo fotográfico. Pero cuando llego, la bolsa que uso es una Lowepro Reporter 200 para acceder más rápido al equipo.

Al final y tras mucho años de viajes a mis espaldas siempre un llevo más de lo que realmente necesitaré, pero salvo que el viaje sepas que lo vas a repetir cuando quieras, es preferible llevar algo más de la cuenta «por si acaso» surge esa oportunidad y no hay opción a aprovecharla. Son días duros respecto al peso que hay que cargar, pero es preferible no dejar nada al azar ;)

Concurso «La ruta fotográfica perfecta» | Blog de descubremalta.com

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La noche la iluminas tú

La noche la iluminas tú. Tamajón, Guadalajara – Nikon D3s, 14-24 f2,8, ISO 3200, f10, 30s, trípode, Nikon SB900 – © Juan Luis Polo

La foto vale entre poco y nada desde el punto de vista del resultado gráfico. Pero muestra un campo creativo poco utilizado en mi caso, apostaría que también para bastantes fotógrafos, y no es otro que el uso del flash para «pintar» la escena. Y cuando decimos pintar, es realmente lo que podemos hacer: montamos la cámara en un trípode, fijamos la exposición con un tiempo de 30s (o más mediante la posición «bulb» de nuestra cámara) y después nos movemos rápidos con el flash en la mano, disparando las veces necesarias para iluminar aquellas partes que nos interese. El resultado es iluminación en aquellos lugares que nosotros decidimos.

¿Cuál es la clave para conseguir fotografías interesantes? definir qué y cuánto queremos iluminar previamente. El resultado será directamente proporcional a las decisiones que tomemos sobre dónde disparar el flash, en que dirección, con qué cadencia. Eso sí, la práctica compulsiva, conduce a la maestría en la técnica, como suele ser habitual.

Un mundo fascinante por explorar ;)

Pizarro, don Francisco, el conquistador

Francisco Pizarro, conquistador del Perú. Trujillo, Cáceres. Abril 2010 – Olympus PEN EP-1, 14-42 f3.5-5.6, ISO 100, f14, 1/400

Un fin de semana espléndido por Cáceres y Trujillo, que dio para recorrer los núcleos históricos de dos poblaciones sorprendentes, si se recorren por primera vez o hace tiempo que no se visitan, como era mi caso. Muchos monumentos para inmortalizar y el reto siempre presente de plasmar nuestro punto de vista más allá de la fácil instantánea. ¿Cómo traernos una imagen fresca de un lugar visitado por miles de personas y fotografiado hasta la saciedad?

La plaza mayor de Trujillo, Cáceres. Abril 2010 – Olympus PEN EP-1, 14-42 f3.5-5.6, ISO 100, f9, 1/250

Nunca hay una respuesta fácil para una pregunta como esa, pero dedicar tiempo a seleccionar las mejores vistas, los encuadres «diferentes», la luz que más nos guste, suele rendir dividendos fotográficos. Tal vez lo más importante es previsualizar que queremos traer antes de estar, preparar con antelación, ser consciente de que si viajamos acompañados no podremos dedicar todo el tiempo que querríamos a buscar todo lo anterior. Anticipación antes de llegar al lugar e improvisación una vez que estamos en el sitio para capear aquello con lo que no contábamos.

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