Entradas con la etiqueta “fotografía de viajes”

Un género fotográfico: el paisaje.

Reynisfjara, Islandia © Alberto Honing

Reynisfjara, Islandia © Alberto Honing

Como todo neonato aficionado a la fotografía que balbucea con su primera cámara de fotos, en un intento de acercarse a la palabra, esto es, a la fotografía, van pasando muchas etapas.
Queda lejos aquel primer revelado nefasto donde todas las fotos salieron oscuras, casi negras. Aquel primer proceso alquímico donde aparece tu hermana revelada en una cubeta y que quedará en la memoria para siempre.

Entonces te sientes con ganas de probar todo, de experimentar. Llegas a tocar todos los géneros clásicos de la fotografía, el retrato, el bodegón, el paisaje, el reportaje, el desnudo, la fotografía macro, y otros subgéneros como pueden ser el reportaje social o el paisaje urbano.

Es un proceso más del aprendizaje y un descubrimiento interior que vas madurando con el tiempo.
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Una reflexión sobre la belleza.

Ta Prohm, Camboya.         © Alberto Honing

Ta Prohm, Camboya. © Alberto Honing

Cuando tengo la ocasión de viajar, suelo comprar postales en mi lugar de destino. La razón es obvia, siempre gustan a la familia y dan testimonio de tí.
Suelo elegir una puesta de sol o un lugar pintoresco y colorido. Generalmente, nos gusta ver en imágenes la belleza de la realidad, es algo natural.

¿Quién no encuentra irresistible una puesta de sol?

Elegir una postal es un buen ejercicio, ayuda a tomar decisiones, qué lugares visitar, costumbres, trajes típicos, cuales son los puntos de vista más fotografiados de un monumento o localización. De un vistazo, te llevas bastante información.
No obstante, siempre mi guía de viaje es la Lonely Planet.

Lograr que una imagen tenga buen aspecto es uno de los propósitos de cualquier fotógrafo y es cuando viendo postales, te das cuenta de que existe una globalización por el gusto de la belleza, una belleza comercial.Continuar leyendo »

Café e imágenes: un recorrido por Camboya

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Hacía un tiempo que se había roto mi máquina expreso de café. Le tenía un especial cariño.

Aquella máquina se la regalaron a mi padre en su bar, por la compra de otra más grande y mejor preparada y me la dejó. El modelo original tenía unos brazos que bajabas, soltabas con mucho cuidado y volvías a bajar. Era un trabajo casi artesano el de preparar un café. Fue en el bar de mi padre donde aprendí a preparar cafés desde niño.

Ahora tengo nueva cafetera donde cargo en un porta café molido en la proporción que yo elegí, 70 natural Colombia, 30 torrefacto. Soy poco amigo de los modelos de cápsulas.

Con mi café ya preparado me siento como en casa para publicar mi primera entrada de esta nueva aventura, gracias a la invitación que Juan Luis me cursó hace un mes para escribir en Enfocando.esContinuar leyendo »

EEUU, el país que me enseñó a hacer fotos

Hay experiencias vitales que despiertan en uno actitudes, intereses y habilidades que desconocía anteriormente. Momentos, en los que inspirados o incitados por personas o lugares, uno se acerca a mundos nuevos que terminan atrapándolo. A mí me ocurrió con la fotografía. Mi relación con ella era meramente circunstancial hasta que un país se cruzó en mi destino: Estados Unidos.

Barbería abandonada en Brooklyn, New York

Ciertamente, decir que EEUU es un país es quedarse muy corto. La etiqueta de continente le hace más justicia, tanto por su inmensidad, como por su variedad de ecosistemas naturales y urbanos, así como por su diversidad cultural fruto de siglos de inmigración desde todas las esquinas del mundo. Viajar por sus 50 estados es trasladarse a un mundo exótico que asombra por su grandiosidad y por sus contrastes, pero que a la vez se hace muy cercano por todas las imágenes acumuladas en la retina tras años de consumo de programas de televisión y películas made in Hollywood.

Animado por mi amigo y entonces compañero de trabajo @multisanti (hoy profesional de la fotografía), fue para retratar los sensacionales paisajes y las sugerentes escenas cotidianas estadounidenses que decidí comprar mi primera cámara: una Canon Powershot G10. Con ella recorrí miles de millas de este a oeste y de norte a sur, desde la urbanizada costa atlántica hasta la salvaje frontera del Far West, pasando por los pantanos de Florida y llegando hasta las lejanas fronteras del norte. Fue también en EEUU donde descubrí la lomografía, y más tarde Instagram, la aplicación que más sacia mi vicio fotográfico actualmente.

El poder de EEUU para asombrar e inspirar  es casi inagotable, por eso resulta imposible condensarlo en un listado de razones por los que un aficionado a la fotografía debería visitar el país. Lo que presento a continuación son los cinco aspectos que mejor representan la esencia mi experiencia allí. Cinco escenarios que me inspiraron a trasladar a imágenes  lo que veo. Media decena de vivencias que recomiendo no perderse a quien decida acercarse a este enorme territorio de contrastes.
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Jordania: fotografiando en el centro de Amman (2)

El simpático chico del restaurante Hashem, Amán, Jordania diciembre 06 – Canon 400D, 10-22 efs, ISO 1600, f 5, 1/60

Comer en Jordania es barato. En el centro histórico hay varios sitios para comer, restaurantes tipo «tasca» que diríamos en España. Tal vez uno de los míticos es el Hashem, donde se puede degustar un «hummnus» y «falafel» casero y cenar muy bien, por apenas 3 euros al cambio. Y como se puede ver en la foto, la simpatía de los que lo atienden es patente. Si pides permiso te dejarán fotografiarles y posarán orgullosos. En estos casos, ten la cámara preparada: ISO alto y prioridad de apertura, para que la cámara elija la máxima velocidad posible.

El creador de perfumes, Amán, Jordania diciembre 06 – Canon 400D, 10-22 efs, ISO 1600, f 4,5, 1/30

Cuando uno pasea por las calles del zoco en Amman, puede encontrarse todo tipo de vendedores. Éste prepara perfumes a la medida y los mezclará hasta conseguir el perfume que el cliente quiere. El puesto está en la calle, con lo cual la situación es todavía más chocante. Una vez más un equipo poco intrusivo, pedir permiso y apurar la posibilidades de la cámara. Y por cierto, salvo exigencias de alto contraste, mejor sin flash.

La tienda de los egipcios, Jordania diciembre 05 – Canon 350D, 17-55 efs, ISO 800, f 6,3, 1/30, flash integrado

No deja de sorprenderme cada vez que viajo a Jordania la cordialidad de la gente, para mí es el rasgo más destacado. En cada lugar puede haber un rato de conversación con los vendedores. Los dueños de la tienda en la foto, egipcios, posan encantados después de una breve conversación.

La Ciudadela, Amán, Jordania diciembre 05 – Canon 1Ds 2, 17-40L, ISO 160, f 11, 1/250s.

Una visita a la Ciudadela Omeya de Amman es obligada. Cualquier momento es bueno, pero la caída de la tarde tiene un toque especial. Esta foto está hecha en el peor momento: mediodía. Aún así se le puede sacar partido. El uso de un angular me parece determinante a la hora de añadir interés a este tipo de fotos.

Estoy preparando un nuevo viaje a Jordania. Os contaré que tipo de equipo me llevo en esta ocasión y las posibilidades que voy buscando

Jordania: tras los pasos de Lawrence de Arabia (2)

Dinastía Real Jordana. Amman, Jordania diciembre 05 – Canon 350D, 17-40L, f6,3, 1/80s

La primera vez que tuve ocasión de viajar a Jordania fue en el año 1998, a raíz de un viaje cuyo destino principal era Israel. En aquella primera ocasión consistió en una breve y esporádica visita a Petra y al Wadi Rum. Sin embargo era el primero de muchos otros viajes.

¿Cómo es Jordania? desde el punto de vista físico es un país más bien pequeño, apenas 700 km de norte a sur. Lindando con Siria al norte, Israel al oeste e Irak y Arabia Saudí en el este y el sur. Tiene una salida al mar rojo, exigua y compartida con otros países, en la zona de Aqaba. Un país sin petróleo, lo que ha marcado su modo de vida, donde el turismo se ha convertido en una fuente de ingresos económicos importantes.

¿Cómo es la gente? Su gente es muy amable diría yo. Típico de la cultura árabe, basada en la acogida y la hospitalidad hacia el forastero, Jordania es además un país más occidental que la media: si lo comparamos con Siria, Irak o Irán, su población es más abierta en la forma de entender sus propias costumbres y las de quienes les visitamos. Especialmente simpáticos con los visitantes españoles, por lo demás.

Fiesta en el desierto en honor del grupo español. Amman, Jordania diciembre 05 – Canon 350D, 17-40L, ISO 800, f4, 1/30, flash integrado.

¿Merece la pena visitar el país? la respuesta es un sí rotundo: desde un punto de vista turístico es un lugar muy atractivo, desde el punto de vista del fotógrafo viajero, tendremos innumerables oportunidades de fotografiar gente, lugares, actividades típicas, en definitiva costumbres y situaciones muy alejadas de nuestro entorno habitual.

¿Qué equipo llevar? va en gustos, pero en mi caso personal cuando viajo llevo bastante equipo:

  • uno o dos cuerpos reflex: en el pasado una Canon 1Ds2 y una 400D que aparte de servir de backup en determinados momentos, me permite llevar montadas y listas dos ópticas diferentes y de esa manera evitar tener que cambiar objetivos de continuo. De agradecer en situaciones donde las oportunidades pasan de angular a teleobjetivo rápidamente.
  • objetivos: en mi caso un zoom angular y uno tele cubren todas mis necesidades; por ejemplo, un 17-40 y un 70-300. Lo que cae entre medias, suele interesarme poco a nivel de composición. En todo caso un zoom compacto que cubra 24-85 o similar, para situaciones tipo «boda», puede estar bien. Y si queremos rizar el rizo, una óptica luminosa tipo 50 1.4 o 85 1.8 para fotos con poca luz.
  • un flash: cuando viajo prefiero en la medida de lo posible utilizar luz ambiente, así que se suele quedar en la maleta, pero siempre lo llevo de viaje
  • un trípode: me he resistido durante mucho tiempo, pero al final lo llevo conmigo. Hay fotos que no se pueden hacer sin él, simplemente. Pondré ejemplos.
  • almacenamiento: ¿cómo guardar todas las fotos que vamos haciendo? para un viaje en torno a 7 días, tendremos que contar con un buen número de fotos realizadas. Así que tendremos básicamente tres opciones: a) llevar abundancia de tarjetas b) utilizar un disco duro autónomo c) llevar nuestro portátil. Cada una de ellas tiene ventajas e inconvenientes: pero tengamos en cuenta que yo he llegado a llenar un disco duro de unos 40 GB a la mitad de su capacidad sin grandes complicaciones. Se dispara mucho cuando estamos por ahí. En mi caso me decanto por el disco duro autónomo: permite descargar fotos en cualquier momento y revisarlas cómodamente mientras vamos en el autobús, por ejemplo.

Vendedores de alfombras. Mádaba, Jordania mayo 05 – Canon 1D mkII, 17-40L, ISO 200, f6,3, 1/125s.

¿Y la electricidad? básica a la hora de alimentar nuestras variadas baterías: pues sin grandes problemas en los hoteles. Utilizan el modelo de enchufe de tres patillas británico, así que es conveniente llevar adaptadores desde España. Se pueden pedir en los hoteles pero mejor no complicarse. En los hoteles más modernos, los enchufes son como los que tenemos aquí. Pero es bueno llevar algún adaptador.

Continuaremos con los preparativos en la siguiente entrada…