El mar de nubes – Nikon D3s, 70-300 VR, ISO 200, f11, 0,5s – © Juan Luis Polo
Me cuesta creer que mi última entrada en este blog sea del 3 de agosto… ¿Cuándo me olvidé de escribir en Enfocando? ¿cuándo se acabó la inspiración que me ha permitido compartir tantos y tantos momentos durante estos años? En honor a la verdad no he dejado de escribir durante estos meses pero la temática ha sido bien diferente: un libro que versa sobre la actividad principal de nuestra empresa y que verá la luz en enero de 2012. Ese es uno de los motivos, pero no el único. De hecho no el principal.
La fotografía como ejercicio visual, como modo de reflejar nuestra visión de lo que nos rodea no ha cambiado tanto en estos últimos años. Sin embargo la forma en que recogemos los momentos pero sobre todo cómo los compartimos, sí. Cuando abrí por primera vez una cuenta en Flickr, me parecía que asistía a una revolución, a un antes y un después debido a la forma en que podía compartir mis fotos. Y pensé que nada volvería a ser igual. Cuando a día de hoy compruebo que mis fotos llegan antes a Instagram que a Flickr, qué pueden estar hechas con algo que antes considerábamos «teléfono» que usamos como cámara de fotos, pero que en realidad es un mini ordenador, soy consciente de que la revolución no ha hecho más que empezar.
Viendo anochecer – Olympus PEN EPL2, ISO 1000, f 10, 1/800 – © Juan Luis Polo
La fotografía considerada «seria» por los aficionados, la que para ser ejercida necesitaba de una parafernalia de medios deslumbrante, de hecho la que yo aprendí cuando tenía 15 años y he disfrutado durante todo este tiempo, está siendo desplazada de manera inexorable por una nueva forma de hacer fotos y compartirlas. La «cámara de foto» como herramienta en la que depositábamos mucha de la pasión y la esperanza de conseguir una foto reseñable, está quedando relegada a un segundo plano por su ineficiencia a la hora de compartir las fotografías que se obtienen con ellas. Se graban en una tarjeta huérfana de componente social, que necesita demasiado tiempo y trabajo adicional para llegar a ser compartida con otros. Y da lo mismo el tipo de cámara que sea, el modelo de almacenamiento es el mismo.
La foto que hago con una cámara «tradicional» pierde la inmediatez de la que disfruta la que realizo con un iPhone. Y esa inmediatez, que permite satisfacer el momento en el que queremos compartir una foto para recibir la aprobación de los demás, está marcando el camino de la fotografía tal vez sin ser conscientes de ello. De hecho mi última foto subida a Flickr es de mayo de 2011, sin embargo mi actividad en Instagram es casi diaria viendo y comentando las fotos de la gente que sigo. Y es así por la inmediatez y facilidad para conectar con otras personas que ofrece. En el fondo, muestra la tendencia percibida como amenaza por los profesionales de la fotografía en la abundancia de contenidos: una vuelta de tuerca más a la «venganza del aficionado» que los medios sociales han traído. La sencillez del proceso permite que el talento de miles de persona salga a la luz, sin que la herramienta sea un condicionante para ello.
Media luna, media nube -Nikon D3s, 70-300 VR, ISO 3200, f11, 0,4s – © Juan Luis Polo
Y con este panorama ¿qué futuro le espera a este blog? Incierto, en honor a la verdad. Mi interés por compartir fotografías y los «me gusta» recibidos en los medios sociales, satisfacen de largo la necesidad más primaria que se esconde tras el acto de compartir. Y se suma a ello que el día a día hace muy complicado sacar más tiempo para alimentar este espacio, sobre todo porque en mi caso me gusta escribir la historia detrás de las fotos y eso conlleva un esfuerzo adicional. Y mi percepción más sólida me dice que con el ruido actual de contenidos en torno a la fotografía, poco o nada más puedo aportar.
¿Cuál es vuestra visión sobre la fotografía y el camino que está tomando? ¿qué os motiva? ¿cómo hacéis fotos? ¿las compartís…? Me interesa mucho vuestra opinión, porque lo más seguro es que la mía esté «desenfocada», quién sabe ;-)