La última vez que estuve por allí fue en diciembre de 2006. Mucho ha llovido desde entonces. Pero las ganas de volver a viajar a un destino como Jordania siguen como el primer día. A estas alturas uno deja allí buenos amigos. Esta vez el viaje va buscando un lado profesional, más que lúdico. Una buena idea surgida con otra empresa nos lleva a realizar un viaje buscando mostrar otra manera de promocionar un país. Pero esta historia la conoceréis en breve.
Escuchando la historia nabatea. Petra, Jordania diciembre 06 – Canon 400D, 10-22 ef-s, ISO 800, f 5,6, 25 s, trípode
¿Qué llevarse a un viaje de estas características? por supuesto me refiero al equipo fotográfico y accesorios. Empecemos por el principio:
¿Qué cámara? en mi caso, sin dudarlo, una reflex digital. En esta ocasión será una Nikon D700. Una cámara pesada, sólida y robusta, con un comportamiento a ISO alto que pone los pelos de punta. ¿No sería mejor llevar una cámara compacta, ligera? Venga ya: uno se va a un país a 4.000 km de distancia, con miles de lugares para fotografiar ¿y se va a dejar el mejor equipo en casa?
¿Un segundo cuerpo? deseable y recomendable. Ya sería mala suerte que la cámara principal te juegue una mala pasada y te quedes sin hacer fotos desde el primer día. Así que es muy recomendable llevar un segundo cuerpo. Si estás en Nikon, una D40 o una D60 son muy recomendables. Si quieres un poco más de juego, una Nikon D90, que además te permitirá grabar vídeo, ya que estamos… En mi caso la elección es la D90
¿Objetivos? siempre viajo con un superangular y un telelobjetivo, básicamente el 14-24 f2,8 y el 70-300 VR. Entre medias algún 50 luminoso. En esta ocasión posiblemente un 24-70 f2,8. Y sí, entre todo suma un peso considerable, pero repito: una semana para capturar lo mejor de un país, obliga a llevar el mejor arsenal.
¿Tarjetas y almacenamiento? en total unos 10 GB en tarjetas. A todas luces escaso para una semana de trabajo. ¿Opciones? se abren básicamente dos: un disco duro externo tipo Epson P3000 o un netbook. Lo fascinante es que ambos vienen costando lo mismo y sin embargo con el segundo, tienes un ordenador de verdad que te permite más cosas que sólo descargar las fotos y ya. Yo tenía un P2000 que vendí. Ahora posiblemente lleve un netbook, tipo Medion o similar.
¿Vídeo? el vídeo se lo tengo encomendado a una Xacti HD700, un juguete realmente curioso, que se guarda en cualquier sitio, no ocupa ni pesa y todavía te permite traer un vídeo digno a 720P.
¿Trípode? nunca sin mi trípode. Lección aprendida años atrás en mi primer «Petra by night»: «sin trípode no hay paraíso», parafraseando a la conocida serie de televisión. En mi caso un Manfrotto 190 con rótula. El trípode lo meto en la maleta y a volar a su destino. Una vez allí, viaja cerca y a mano en el coche o en autobús.
¿La bolsa ? ah, la bolsa: la colección de bolsas que poseo es comparable a de los bolsos que las mujeres llegan a acumular al cabo de los años. De bandolera, pequeñas, grandes, varias mochilas… ninguna es perfecta, aunque yo he optado por un modelo de KATA que no está nada mal: la rucksack DR-467: permite llevar un portátil junto con el resto del equipo fotográfico. Pero cuando llego a destino, suelo llevar una bolsa de bandolera que te permite acceder más rápido al equipo. Una Lowepro Reporter 100 en concreto.
Estas son en resumen las opciones que yo manejo cuando salgo de viaje. Si la fotografía es lo tuyo, planifica con antelación el equipo y las decisiones a tomar y ante la duda, echa a la mochila más equipo que menos. Será una semana dura en el sentido de la cantidad de equipo a llevar, pero estarás a punto para todas las oportunidades que se puedan ir presentando.