Dinastía Real Jordana. Amman, Jordania diciembre 05 – Canon 350D, 17-40L, f6,3, 1/80s
La primera vez que tuve ocasión de viajar a Jordania fue en el año 1998, a raíz de un viaje cuyo destino principal era Israel. En aquella primera ocasión consistió en una breve y esporádica visita a Petra y al Wadi Rum. Sin embargo era el primero de muchos otros viajes.
¿Cómo es Jordania? desde el punto de vista físico es un país más bien pequeño, apenas 700 km de norte a sur. Lindando con Siria al norte, Israel al oeste e Irak y Arabia Saudí en el este y el sur. Tiene una salida al mar rojo, exigua y compartida con otros países, en la zona de Aqaba. Un país sin petróleo, lo que ha marcado su modo de vida, donde el turismo se ha convertido en una fuente de ingresos económicos importantes.
¿Cómo es la gente? Su gente es muy amable diría yo. Típico de la cultura árabe, basada en la acogida y la hospitalidad hacia el forastero, Jordania es además un país más occidental que la media: si lo comparamos con Siria, Irak o Irán, su población es más abierta en la forma de entender sus propias costumbres y las de quienes les visitamos. Especialmente simpáticos con los visitantes españoles, por lo demás.
Fiesta en el desierto en honor del grupo español. Amman, Jordania diciembre 05 – Canon 350D, 17-40L, ISO 800, f4, 1/30, flash integrado.
¿Merece la pena visitar el país? la respuesta es un sí rotundo: desde un punto de vista turístico es un lugar muy atractivo, desde el punto de vista del fotógrafo viajero, tendremos innumerables oportunidades de fotografiar gente, lugares, actividades típicas, en definitiva costumbres y situaciones muy alejadas de nuestro entorno habitual.
¿Qué equipo llevar? va en gustos, pero en mi caso personal cuando viajo llevo bastante equipo:
- uno o dos cuerpos reflex: en el pasado una Canon 1Ds2 y una 400D que aparte de servir de backup en determinados momentos, me permite llevar montadas y listas dos ópticas diferentes y de esa manera evitar tener que cambiar objetivos de continuo. De agradecer en situaciones donde las oportunidades pasan de angular a teleobjetivo rápidamente.
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objetivos: en mi caso un zoom angular y uno tele cubren todas mis necesidades; por ejemplo, un 17-40 y un 70-300. Lo que cae entre medias, suele interesarme poco a nivel de composición. En todo caso un zoom compacto que cubra 24-85 o similar, para situaciones tipo «boda», puede estar bien. Y si queremos rizar el rizo, una óptica luminosa tipo 50 1.4 o 85 1.8 para fotos con poca luz.
- un flash: cuando viajo prefiero en la medida de lo posible utilizar luz ambiente, así que se suele quedar en la maleta, pero siempre lo llevo de viaje
- un trípode: me he resistido durante mucho tiempo, pero al final lo llevo conmigo. Hay fotos que no se pueden hacer sin él, simplemente. Pondré ejemplos.
- almacenamiento: ¿cómo guardar todas las fotos que vamos haciendo? para un viaje en torno a 7 días, tendremos que contar con un buen número de fotos realizadas. Así que tendremos básicamente tres opciones: a) llevar abundancia de tarjetas b) utilizar un disco duro autónomo c) llevar nuestro portátil. Cada una de ellas tiene ventajas e inconvenientes: pero tengamos en cuenta que yo he llegado a llenar un disco duro de unos 40 GB a la mitad de su capacidad sin grandes complicaciones. Se dispara mucho cuando estamos por ahí. En mi caso me decanto por el disco duro autónomo: permite descargar fotos en cualquier momento y revisarlas cómodamente mientras vamos en el autobús, por ejemplo.
Vendedores de alfombras. Mádaba, Jordania mayo 05 – Canon 1D mkII, 17-40L, ISO 200, f6,3, 1/125s.
¿Y la electricidad? básica a la hora de alimentar nuestras variadas baterías: pues sin grandes problemas en los hoteles. Utilizan el modelo de enchufe de tres patillas británico, así que es conveniente llevar adaptadores desde España. Se pueden pedir en los hoteles pero mejor no complicarse. En los hoteles más modernos, los enchufes son como los que tenemos aquí. Pero es bueno llevar algún adaptador.
Continuaremos con los preparativos en la siguiente entrada…